Bogotá D.C, 1 de febrero de 2020

Siendo parte del movimiento social que celebra y propende por la libertad, el respeto, el bienestar y la vida digna de los animales no humanos, nos reconocemos como gestores de diálogo y promotores de la participación incidente y constructiva en una sociedad que clama por la vida y la paz.

El movimiento animalista en su diversidad, afirmamos nuestro compromiso de respeto a la vida, incluida la de los animales de nuestra misma especie.

Reconocemos el valor de la sensibilidad humana como capacidad invaluable para la construcción de una cultura de paz, justa y compasiva. Reconocemos a los animales como seres sintientes, con intereses y capacidades propias e independientes más allá del arbitrio humano, que deben ser respetados. Reconocemos a los animales como sujetos de derechos morales a la vida, la integridad y la libertad.

Como sociedad estamos llamados a evolucionar moralmente, lo que incluye la abolición de prácticas que sometan, violenten, exploten o vulneren de cualquier forma las vidas de los animales. El derecho a la vida digna no es exclusivo de los seres humanos; todos los animales, humanos y no humanos, tenemos derecho a disfrutar de nuestra existencia y el desarrollo pleno de nuestras capacidades e intereses de acuerdo a cada especie, y en libertad. El Estado está llamado a brindar y garantizar las condiciones para el desarrollo de este derecho esencial.

Ante la necesidad ética, social, cultural y ambiental de construir una nueva sociedad que respeta a los animales, humanos y no humanos que habitamos este planeta, nos comprometemos a trabajar por la modificación de las relaciones de explotación a la que los humanos hemos sometido a los animales, y hacemos un llamado urgente al estado y a la sociedad a eliminar la violencia y el daño hacia todas las formas de vida y la naturaleza.